EJEMPLARIDAD (II)
Cuando expuse la primera parte de la carta del filosofo Jean Jaurés, con este mismo titulo, EJEMPLARIDAD, dentro del capítulo LA VIÑA DE ORO, muchos me han felicitado, entre ellos padres de familias. Nunca fue esta mi intención, pobre de mí, ya que esa no era, ni es: resaltar como exponente mi escrito, Yo solamente quise y quiero resaltar la figura de un padre, ante la petición de su hijo de que lo eximiera de la clase de religión. Para él lo más importante era la cultura general que quería para su hijo, y ésta no era completa sin la religión. Lección importante para muchos padres de hoy que eximen a sus hijos de ella. Pobres jóvenes. Nuestra cultura es ésta, humanismo cristiano.
Espero acepten la segunda parte.
Dejemos a un lado la política y las discusiones, y veamos lo que se refiere a los conocimientos indispensables que debe tener un hombre de cierta posición. Estudia mitología para comprender la historia y la civilización de los griegos y de los romanos, y ¿Qué comprenderías de la historia de Europa y del mundo entero después de Jesucristo, sin conocer la religión que cambió la faz del mundo y produjo una nueva civilización? En el arte, ¿Qué serán para ti las obras maestras de la Edad Media y de los tiempos modernos, si no conoces el motivo que las ha inspirado y las ideas religiosas que ellas contienen? En las letras, ¿puedes dejar de conocer no solo a Bossuet, Fenelón, Lacordaire, De Maistre, Veuillot y tantos otros que se ocuparon exclusivamente en cuestiones religiosas, sino también a Corneille, Racine, Hugo, en una palabra, a todos estos grandes maestros que debieron al cristianismo sus más bellas inspiraciones? Si se trata de derecho, de filosofía o de moral, ¿puedes ignorar la expresión más clara del Derecho Natural, la filosofía más extendida, la moral más sabia y más universal? –éste es el pensamiento de Jean Jaques Rousseau – Hasta en las ciencias naturales y matemáticas encontraras la religión: Pascal y Newton eran cristianos fervientes; Ampére era piadoso: Pasteur probaba la existencia de Dios y decía haber recobrado por la ciencia la fe de un bretón; Flammarión se entrega a fantasías teológicas. ¿Querrás tu condenarte a saltar páginas en todas tus lecturas y en todos tus estudios?
Perdonad, seguiré en otro próximo escrito, y el señor Jaurés, contestará a ésta última pregunta.
En ésta segunda parte podemos dejar clara la ignorancia de los padres en dejar a sus hijos una cultura coja: civilización griega y romana, sí, cultura de la religión, no. Pues bien esto es lo que prevalece hoy en nuestra sociedad, por muchos padres irresponsables.